por Martín Bonfil Olivera
publicado en El muégano divulgador, núm. 40 (abril-junio de 2008)
A riesgo de sobresimplificar, puede afirmarse que cuando la mayoría de los investigadores científicos –con honrosas excepciones– se refieren a la divulgación, lo hacen pensando en uno de dos modelos extremos: la cápsula tipo “un minuto de ciencia”, y el artículo amplio y detallado estilo Scientific american.
Las primeras proporcionan información escueta y concreta, precisa pero (necesariamente, debido a las limitaciones de espacio) descontextualizada, y muchas veces poco atractiva, pues suelen concebirse a partir del interés del científico, no del público. Esta divulgación mínima tiene la virtud de informar, pero rara vez puede llegar a explicar, y menos profundizar en el cómo, el por qué, la historia, el contexto sociocultural y otros ángulos que podrían atraer al lector o radioescucha y enriquecer su experiencia.
Por su parte, el artículo extenso y profundo, riguroso y muy documentado, con frecuencia resulta complejo, y es adecuado sólo para un público que tenga interés previo por la ciencia y una formación de nivel universitario.
Quienes nos dedicamos de tiempo completo a la divulgación sabemos que la gama de posibilidades es mucho más amplia. Que entre la cápsula mínima y el artículo semi-especializado existen múltiples niveles en los que, además de incluir información más o menos detallada y rigurosa, pueden explotarse los variados recursos disponibles para el divulgador: símiles y metáforas; lenguaje humorístico, literario o poético; referencias y relaciones con otros ámbitos (arte, cultura, política, deportes, espectáculos, historia… los límites son la imaginación y creatividad del divulgador).
Los divulgadores sabemos también que muchas veces lo más importante no son los hechos y datos científicos precisos –y mucho menos las fórmulas o gráficas–, sino los procesos, las ideas, los métodos por el que se ha llegado a obtener el conocimiento científico y los argumentos que nos hacen confiar en él.
Mientras el investigador suele concentrarse en el conocimiento, el divulgador abarca, además, a los científicos como individuos y como comunidad; su labor, que produce dicho conocimiento, y su contexto, que puede abarcar la totalidad de la cultura en que está inmerso. Un mismo tema puede abordarse así desde los ángulos más diversos, con diferentes niveles de profundidad y dirigiéndose a públicos muy variados.
Pero la diversidad de posibilidades de la divulgación hecha por divulgadores (es decir, por especialistas en divulgación) no sólo es lineal: se extiende también en otras dimensiones. Se puede entonces ir más allá de los mensajes destinados simplemente a transmitir información, para llegar a los actos creativos que buscan compartir experiencias de tipo estético, emocional, ético, cultural… humano. La novela, el cuento, el poema, la obra de teatro, la instalación, la música… las posibilidades para compartir la ciencia son ilimitadas, y en muchas de ellas los contenidos conceptuales pasan a segundo o tercer plano, sino que por ello se deje de estar, indudablemente, divulgando la ciencia.
El acto divulgativo va mucho más allá de la transmisión de conocimiento. Entender esto es quizá una de las características que distinguen al divulgador de oficio.
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Hace 4 meses.
8 comentarios:
¿Podriamos comparar lo que hace un divulgador científico con el quehacer de un educador (bueno, al menos lo deseable de los educadores)?.
Yo digo, que en medida sí...porque más que transmitir conocimentos se trata de motivar a que la gente se interese por los temas ciencitíficos, que investiguen y que poco a poco ellos mismo vayan buscando textos con mayor profundidad; siendo así, el trabajo del divulgador es muy importante y sin duda una actividad a la que mcuhos le apostamos
Hola,
enhorabuena y gracias por el proyecto "La plaza de la divulgación científica". Me he alegrado mucho de haber descubierto hoy este rincón. Me gustaría mucho poder trabajar como divulgadora y/o comunicadora científica y estoy segura que los consejos que dan ustedes en sus blogs me van a ser de gran ayuda.
Un saludo,
Uppsss, me acabo de dar cuenta de que no escribe desde hace un año en su blog... Espero que lo retome pronto.
Otro saludo,
Silvia Beatriz:
La divulgación y la enseñanza tienen grandes similitudes, pero también grandes diferencias, como he venido diciendo (y no sólo yo) desde hace mucho. Échale un ojo a este texto, donde trato de explicar un poco las principales distinciones.
Aitziber:
¡Descubriste la Plaza! Todavía no es pública, oficialmente, pero da mucho gusto que empiece a haber gente que se interese. Sigue pendiente, habrá mejoras y adiciones, y próximamente el lanzamiento oficial, que esperamos nos traiga un gran número de lectores.
En cuanto a "No Divulgarás", en efecto, ha estado en "animación suspendida", pero muy próximamente retomará su ritmo.
Un saludo y sigamos en contacto! Oye, ¿y no hay manera de suscribirse a tu blog, por email? me ha resultado muy útil la herramienta de FeedBurner que tengo en mi otro blog, La ciencia por gusto, donde tengo ya más de mil suscriptores por email. ¡Te la recomiendo!
Martín
Hola Martín,
gracias por la respuesta. Vaya, entonces he sido una de las primeras en descubriros, un gran honor, desde luego. Prometo seguiros porque el proyecto parece muy interesante y seguro que voy a poder aprender de vuestros consejos para esta profesión.
Para suscribirte en mi blog puedes ir a esta dirección: http://www.pieceofcake.de/megustalaciencia/?feed=rss2
Un cordial saludo,
Aitziber
Excelente post.
Un muy buen trabajo.
Gracias por compartirnos tan excelente post. Saludos.
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